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¡Ponte en los zapatos de …!

Por:  Yazmín Herrera Lara, madre de familia de 1° de secundaria

Desde el momento que nacen nuestros hij@s, como padres nos dedicamos a cuidarlos, a que no se lastimen, estar al pendiente de sus alimentos, su aseo personal. Y en tema de salud, inmediatamente al doctor, los minutos se nos hacen horas para que los revise y nuestros corazones laten más rápido, y más aun siendo el primero. Entonces van creciendo y nosotros como padres vamos de la mano con ellos. Y así pasan sus tres primeros años dentro del seno familiar. Después nos enfrentamos al tema de la formación escolar ¿En qué escuela va a estudiar? ¿Ya tiene la edad? Y así surge un sin número de preguntas, y empezamos a realizar una selección de las mismas, la más cercana, si es de gobierno o particular, colegiaturas accesibles, quién lo va a llevar, quien lo va a recoger, etc. Y en muchas ocasiones no conocemos a nuestros niños, no hemos observado sus aptitudes, sus deseos, sus habilidades.

Ellos solo se adecúan a las decisiones que tomamos y los inscribimos en donde sus habilidades no son vistas por la Institución, o simplemente porque pagamos ya queremos que aprendan, no hay el apoyo en casa, que lo resuelva la escuela. La clave para un buen avance escolar es la escuela, la familia y el niñ@, que se encuentren inmersos en la misma frecuencia, mismos objetivos, apoyo y disposición de los 3.

En las familias de la actualidad se observa que tanto mamá como papá trabajan de 8 hasta 12 horas diarias de lunes a sábado, dejando solamente el domingo para las labores pendientes del hogar o para descansar. Te comparto algunos tips para poder aprovechar al máximo el tiempo en familia:

  • Entre todos los integrantes, realizar las labores de la casa. Pueden hacer un calendario.
  • Realizar alguna actividad física en familia. Hay muchos videos divertidos: https://youtu.be/kgZPNY-etN4 , https://youtu.be/hsfheb5UwdE, https://youtu.be/FokWfHsqOqc
  • Buscar los espacios para desayunar, comer o cenar, sin celulares o tabletas.
  • Si conoces su programa favorito de TV, acercarte a verlo juntos.
  • Pasear a la mascota juntos.
  • Realizar un concurso de karaoke. Conocerás sus gustos musicales.
  • Cocinar en familia.
  • Realizar un diario en donde todos los integrantes escriban como se sienten y dejarlo a la mano para que todos lo lean.

Pero, qué pasa cuando se observan actitudes de nuestros hij@s al estudiar, en las que empiezan a  tener problemas con sus tareas, o con él o la docente; empiezan los cambios hormonales, están en la adolescencia y además cambia su perspectiva acerca de cómo piensan de su entorno. Te dejo estos tips como guía y puedas ayudarlo:

  • Si se acerca con una pregunta, escúchalo, posiblemente no tienes la respuesta. Él quiere sentir que estás ahí.
  • Si es pequeño de estatura o de altura, obsérvalo a los ojos cuando estén hablando.
  • Haz observaciones de su actitud o acciones, no le grites.
  • Juega con él en el rol de cambio de papeles, para que se pongan en sus zapatos.
  • Respeta su espacio, que lo decore de acuerdo a sus gustos y que respete el de los demás.
  • Lean el mismo libro para que tengan un tema en común y den sus puntos de vista.
  • Una vez a la semana, recuérdale las reglas de la casa y de la escuela.
  • Revisa de vez en cuando sus libretas, su correo o redes sociales. Si encuentras algo diferente, respira, analiza y platica.
  • Si se llega a equivocar, recuérdale lo valioso que es para ti, y que de ese error tome el aprendizaje que le deja.
  • La disciplina en una actividad física y si es de competencia les ayuda mucho a formar su carácter al enfrentar esos retos y toma de decisiones.

En este tema de la disciplina quiero compartirles que desde bebés a mis hijas las llevé a una actividad física. Practicaron natación, ballet y danza regional. Yo observaba que lo hacían, sin embargo, no lo disfrutaban, hasta que llegaron a una escuela donde les daban educación física practicando condicionamiento físico en Tae Kwon Do (TKD) sin contacto. Una de ellas mejoró su peso y ambas aprendieron amarrarse las agujetas en tiempo récord. Desafortunadamente esa escuela cambió su administración. Nos cambiamos de Colegio. En éste sí practicaban TKD con contacto. Las niñas estaban encantadas. Yo al principio no estaba muy de acuerdo porque había contacto con ¡¡patadas y golpes!! Al verlas felices y que lo disfrutaban como no lo habían hecho con las otras actividades, sólo cerraba los ojos y pensaba en que no las lastimaran.

El profesor de TKD siempre invitaba a los padres a participar y lo importante que es para los niños practicar un deporte juntos. En el 2017 a mi mamá le diagnosticaron arterosclerosis múltiple (explosiones cerebrales y pérdida de memoria a corto plazo). El médico me dijo que era hereditario y que se le complicó debido a su diabetes, hipertensión, calcificación de corazón al 40% y que no había hecho una actividad física. Fue en ese momento que me vino a la mente la propuesta del profesor: “practicar TKD al lado de mis hijas”. Me considero una mamá muy exigente y cuando se trataba de entrenar siempre les decía en que se habían equivocado, que tenían que patear más, yo quería que siempre ganarán. Al comenzar a entrenar con ellas me di cuenta que no es tan fácil como se ve desde afuera. ¡ME PUSE EN SUS ZAPATOS! Entendí la importancia de tener un tema en común. Antes solo las llevaba y les exigía lo que tenían que hacer, si embargo, al estar adentro de la zona de entrenamiento y al hacer los mismo ejercicios (que en ocasiones no los terminaba), comprendí como se sentían con mis palabras. Tuve una experiencia maravillosa de respeto al practicar patadas con todos los compañeros. Practicaban con menos intensidad porque sabían que me podían lastimar. Adentro todos somos compañeros, no hay papá o mamá y me exigían igual que a todos en las actividades. Cuando me tocó practicar con una de mis hijas, me demostró lo que ya sabía hacer y que no era necesario recalcarle que lo hiciera mejor, siempre lo hacía con el 100 por ciento más uno.

¿Saben lo importante que es un deporte en común? Las emociones que se comparten, los valores, la convivencia, el ver sus rostros al saber a que su mamá entrenaba, que estaba ahí. Tanto fue el impacto que mi esposo se integró un año después. Organizó sus horarios: primero una vez a la semana y después los tres días. Hemos participado en torneos y ellas se ponen en “NUESTROS ZAPATOS” cuando ganamos o perdemos. La relación familiar se ha hecho más sólida y en la actualidad seguimos practicando desde casa vía videoconferencia. La meta de nosotros como padres es llegar a ser cintas negras como ellas. Queremos “ESTAR EN SUS ZAPATOS”.